miércoles, 31 de octubre de 2012

Pero qué necesidad...



A unas cuantas sesiones para concluir su mandato los diputados priístas locales se pusieron creativos. Les entró un ánimo modernizante y una prisa transformadora de instituciones curiosamente no demostrada en casi tres años de ejercicio. Han presentado una iniciativa para modificar unos cuantos artículos de la Ley Orgánica del Congreso del Estado, tratando de engañar al respetable que se puede ir con la finta creyendo lo que no es.

Los argumentos esgrimidos para sustentarla varían pero todos ellos los podría suscribir cualquier alma noble y desinteresada: señalan que "atentos a los resultados emanados de la voluntad ciudadana", tienen la intención de "generar espacios que hagan posible la convivencia entre las distintas fuerzas", buscando "dar gobernabilidad al congreso para generar consensos". Así, así ¿quién no estaría de acuerdo?.

Como estrategia publicitaria presentan como la principal modificación contenida en su iniciativa, la creación de una "Junta de Coordinación Política" y la consiguiente eliminación del actual órgano de gobierno, la llamada Gran Comisión. Tratan de engañar a la opinión pública con el llamativo envoltorio de un producto rancio. Lo rancio es la pretensión de control y el tufo autoritario que emana de una lectura más detenida.

Y es que desde luego, los avances modernizadores en otros congresos locales y en el federal se han reflejado simbólicamente en la desaparición de los órganos de gobierno respectivos llamados casi en la totalidad de los casos "Gran Comisión", para dar paso a cuerpos de gobierno plurales, representativos y amplios los cuales normalmente han adoptado nombres como "Junta de Coordinación Política", "Comisión de Régimen Interno" y otros por el estilo.

Así que a la actual mayoría marinista, dándose cuenta poco a poco de la realidad que imperará en el estado el próximo año, se les ha ocurrido un diseño jurídico e institucional que atempere el vendaval que se les viene: ya modificaron la ley para que la cuenta pública de su jefecito la aprueben ellos y no la legislatura siguiente; ya adecuaron lo que fuera necesario para que su jefecito no tenga que ir a rendir su informe a los próximos diputados, sino a ellos, en confianza; y ahora, intentan modificar la ley para agandallarse desde ahora el control del Congreso, agenciándose artificiosamente la presidencia, sabiendo que no tendrán una mayoría para alcanzarla de manera democrática.

Creen que con el cambio de nombre pueden ocultar el verdadero objeto de su intentona regresiva: hacerse de la Presidencia del órgano de gobierno, y por tanto del Poder Legislativo, mediante una triquiñuela, una trampa: dejar establecido en la ley que dicha responsabilidad recaiga en el partido con mayor número de diputados, relativamente, aun cuando no tengan la mayoría.

Por eso, sin temor a equivocarnos se puede decir que la iniciativa marinista es un intento de regresión autoritaria, va en contra de una real transformación democrática de las instituciones y pretende pasar por alto el mandato popular expresado en las urnas el pasado 4 de julio:

No reduce o limita las facultades excesivas que tiene el Presidente del órgano de gobierno cameral; no somete la conformación de dicha comisión al voto aprobatorio del pleno de la cámara, máxima autoridad de todo parlamento; no somete el nombramiento de Presidente a la aprobación de los integrantes del mismo órgano de gobierno ni mucho menos, a la aprobación del pleno. Así, se podrá llamar "Junta de Coordinación Política", "Consejo de Sabios y Notables", "Templo de la Democracia y la Pluralidad"... no dejará de ser un artificio para intentar mantener un cotito de poder no emanado del voto.

Contrario a su supuesta intención, los diputados priístas están vulnerando la gobernabilidad del Congreso y por tanto, de la próxima administración. ¿Cómo puede alguien pretender presidir el poder legislativo sin el respaldo de sus pares, expresado en el pleno? ¿cómo alguien podrá presidir los trabajos de un órgano de gobierno parlamentario sin el respaldo de los representantes (los coordinadores) de por lo menos la mitad más uno de los diputados? Están condenando al Congreso a un conflicto permanente, a discusiones sin sentido, a la posible parálisis, sólo por tratar de quedarse con el control político y administrativo del parlamento. Y  lo pretenden hacer con un argumento inaceptable: tienen más diputados que cualquier otro partido. Una vez más: sí, tienen más diputados que cualquier otro partido por sí solo... ¡pero no tienen mayoría! Para poder imponer una propuesta, un planteamiento, una iniciativa, lo que sea, necesitan juntar 21 votos contra 20; sin 21 votos nadie puede válidamente gobernar a este poder del estado.

También argumentan: "las alianzas son sólo electorales, no tienen fundamento legal en el Congreso". Por favor, es irrelevante que la ley no contemple como tales a las alianzas parlamentarias. El juego, la misión de todo parlamento es una carrera constante en pos de la mayoría. Cada vez que hay una votación, se forman alianzas momentáneas y específicas entre distintas fuerzas que, para ese tema y en ese momento coinciden en el sentido del voto: los que están a favor, los que están en contra y los que se abstienen. Así que miente quien afirme que tenemos un problema de gobernabilidad por el hecho de que ningún partido por sí solo no tendrá la mayoría. La mayoría se alcanza con la decisión política ya manifiesta de los cuatro partidos integrantes de Compromiso por Puebla de ir juntos en dos propósitos fundamentales: hacerse del control y gobierno de la Cámara y darle viabilidad legislativa y respaldo político al Gobierno del Estado que encabezará Rafael Moreno Valle.

Por otro lado, la multicitada iniciativa constriñe la libertad de los legisladores para conformar grupos parlamentarios, deja de lado medidas urgentemente necesarias para realmente modernizar y transparentar el trabajo legislativo y no propone nada para fortalecer su independencia y autonomía financiera, técnica y política. En fin, no hay para nada una pretensión de mejoría, de modernización, de apertura. Hay agandalle, engaño y simulación. Por eso perdieron.

¡Ah! Y no tendrán éxito...


Juan Carlos Espina von Roehrich
Diputado local electo

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