Celebramos a nivel nacional el Bicentenario
de la Independencia. La opinión
pública calificó con rudeza o los excesos para
algunos de faustos fútiles
o la medianía tercermundista y de mal gusto
para otros. Felipe, Juan te llamas.

Según
la liturgia cívica, la Revolución Mexicana inició el 20 de noviembre de 1910, día en que no pasó nada. Su primer acontecimiento
relevante fue previo, el día
18, en que aprehendieron o mataron en Puebla a los Serdán. La primera gesta
revolucionaria fue nonata. O sea, les mataron el gallo en la mano.
Afortunadamente se ha venido imponiendo
paulatinamente un criterio novedoso sobre los héroes y hechos históricos nacionales más objetivo, más histórico y menos ideológico. Hoy son cada vez más presentados como seres humanos
con virtudes y defectos, ni semidioses impolutos ni canallas traidores sin
ninguna bondad.
Así
que es pertinente preguntarnos qué
tanto vale la pena celebrar a la Revolución.
¿Fue la Revolución Mexicana un suceso histórico benéfico para la Nación? ¿Nuestro país estuvo mejor después gracias a dicha conflagración? ¿valieron la pena tantos muertos,
casi un millón? ¿sus presuntos logros pudieron
ser alcanzados de otra manera? ¿gracias
a ella estamos mejor que otros países
que no tuvieron un movimiento social y armado semejante? ¿sus personeros tenían claro un proyecto homogéneo y progresista? ¿actuaban conforme a éste? ¿dicho proyecto era mejor que el
que defendía el régimen anterior? ¿los héroes hoy reconocidos actuaron
congruentes con su ideario y de acuerdo a dicho proyecto?
Sobre los héroes revolucionarios ¿deben estar en el mismo costal? ¿todos son iguales? ¿tienen los mismos méritos? ¿actuaron con igual desinterés e idealismo pensando sólo en la Patria y en sus
conciudadanos? ¿vale
la pena recordar a Madero igual que a Zapata? ¿o a Zapata igual que a Villa? ¿qué dirían,
en caso de resucitar, que los honremos juntos? ¿se sentirían cómodos, satisfechos? ¿cómo
reaccionaría Madero al saberse
al lado de Carranza o de Villa en el mausoleo de los héroes de la patria? ¿y Carranza cerca de Obregón? ¿y Villa de Obregón no quisiera vengarse al verlo al lado?
He leído en estos días a personajes tan disímbolos como Macario Schettino (El
Universal), Román Revueltas Retes
(Milenio), Luis González de Alba (también Milenio), o el siempre genial cartón dominical de Calderón en Reforma. Han coincidido en juicios
durísimos sobre la mentada Revolución y sobre el uso ideologizante que el régimen "emanado" de ella le dio.
Hay una
Historia oficial sobre la Revolución, hay
un "panteón" oficial, hay
una liturgia (con fiestas de guardar, ceremoniales, sacerdotes, sermones y
rituales) para conmemorarla. Hay en fin, toda una serie de mitos y leyendas y
hay también una gran
ignorancia popular sobre ella.
Poco se
habla, por ejemplo, del papel de los Estados Unidos de América en la renuncia de Díaz, en el asesinato de Madero, en el apoyo
a Carranza, a Villa y a los sonorenses. ¿de qué magnitud fue la manipulación de los acontecimientos para el beneficio
de nuestros vecinos? También poco se habla del
entorno internacional y de su influencia en los acontecimientos locales. ¿cómo
influyó el acomodo
internacional previo a la Primera Guerra Mundial, o la sucesión presidencial norteamericana en nuestra
"mexicanísima" revuelta?
El reparto agrario, los derechos de los
trabajadores, el avance modernizador, la educación y los esfuerzos alfabetizadores, los
progresos en los temas de salud y seguridad social, etc., etc., ¿se pudieron haber alcanzado por
otra vía? ¿eran imprescindibles la
revuelta, el alzamiento militar, el caos? Reitero la cuestión, ¿otros países que avanzaron en estas
materias, o que incluso hoy están
mejor que nosotros, tuvieron que iniciar forzosamente guerras civiles y
fratricidas?
Yo, mientras tanto, disfruto del asueto
oficial por la Revolución
y celebro en grande la declaratoria de la gastronomía nacional como patrimonio de la
humanidad. ¿y tú querido lector, qué festejas?
Juan Carlos Espina von Roehrich
Diputado
local electo
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