En todo
partido político hay proyectos personales. En todo partido debe haber proyectos
personales. Es sano y es natural. Estamos hablando de instituciones cuyo fin es
la búsqueda del poder. Los ciudadanos con aspiraciones políticas se reúnen, se
organizan y compiten entre sí en los partidos. En Acción Nacional buscamos se
haga todo por la vía democrática.
Así que
es común que al acercarse una contienda electoral, al interior de los partidos
en general y del PAN en lo particular, se generen proyectos personales
alrededor de quienes manifiestan un interés en obtener una candidatura. Los
militantes son invitados a sumarse en apoyo de esos aspirantes y se integran
voluntariamente a dichos proyectos. Lo deseable es que, una vez definidos los
abanderados del partido, todos -aspirantes derrotados, sus seguidores, todos-
se sumen al esfuerzo común por impulsarlos frente a los representantes de las
otras fuerzas políticas.
Sin embargo,
con cierta frecuencia los proyectos personales pretenden sobrevivir más de una
contienda. Generan lazos de pertenencia más duraderos, muchas veces por vías
ilícitas como el clientelismo, y exigen lealtad a los militantes vulnerando su
independencia al interior del partido. Es cuando el líder exige apoyo a las
bases porque ya las considera "suyas" y cuando la militancia se
identifica más con ese proyecto personal que con el partido mismo. Es como
cuando nos casamos en kermesse y nos pedimos fidelidad eterna. Y esto es dañino
para la institución, para la democracia interna y para la libertad del
afiliado.
Cuando
los proyectos personales mal entendidos se consolidan en el tiempo vulneran la
naturaleza de Acción Nacional. Lo dice el artículo primero de nuestros
Estatutos Generales: " ...Acción Nacional es una asociación de ciudadanos
mexicanos en pleno ejercicio de sus derechos cívicos, ...con el fin de
intervenir orgánicamente en todos los aspectos de la vida pública." Somos
pues, fundamentalmente, una asociación de individuos, de ciudadanos, no de
grupos, tribus o colectivos. La asociación, la afiliación, la permanencia, la
actuación en el partido es individual, personal. La libertad es, debe ser,
signo distintivo de cada panista.
Nos
acercamos a los momentos de definición de nuestros candidatos a los
Ayuntamientos y al Congreso del Estado. Sigo sosteniendo que antes necesitamos
definir y construir juntos un proyecto político. De ese proyecto emanará la
decisión de ir o no en alianza con otros partidos. También nos ayudará a
clarificar el perfil del mejor abanderado para convencer al mayor número de
electores y luego para convertir ese plan en realidades públicas desde el
gobierno.
Además,
debemos escuchar y conocer a todos los aspirantes, sobre todo a los recién
afiliados a nuestro instituto y a quienes no han tenido interés en hacerlo, y
con especial cuidado, sus opiniones sobre los temas de mayor relevancia para
los panistas.
Pero
después, habremos de fijarnos si estamos eligiendo sólo a un ciudadano o
además, estamos decantándonos por un proyecto personal permanente y diferente
del proyecto institucional que consiste en construir la Patria ordenada y
generosa desde la visión humanista y por la vía democrática.
Al margen
y al calce
Luego del
brutal atropello al Poder Legislativo del pasado día 3 de septiembre, en el
cual una iniciativa presentada en Asuntos Generales de la Comisión Permanente
fue dictaminada y aprobada en Sesión Extraordinaria cuatro horas después, y
luego de que ha sido señalado el Gobierno del Estado como el responsable, sigue
sin haber un deslinde claro y contundente del encargado de la política interna
en Puebla, Fernando Manzanilla Prieto.
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